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¿Por qué algunos jóvenes no quieren estudiar ni trabajar?

Juan tiene veintisiete años. A los dieciséis, al terminar la enseñanza obligatoria, estuvo unos meses trabajando de reponedor en unos grandes almacenes. Pero lo dejó a las pocas semanas: “Allí me sentía explotado”, dice. Ahora vive con los padres, tiene la comida puesta todos los días, una paga semanal y la posibilidad de conectarse a Internet. Afirma que los padres le dan la ‘paliza’ para que organice su vida, pero él dice que ya trabajará. Juan es un ejemplo de la llamada Generación Ni-Ni (ni quiere estudiar, ni quiere trabajar).

Panorama para los jóvenes: O la competencia o la pasividad


«Doctor: me siento vacío». Es la expresión con la que muchos consultantes comienzan o terminan su relato de frustración, incomprensión o hastío de la vida, ante el psiquiatra o cualquier agente de ayuda. Estas personas, con mayor o menor intensidad, viven la experiencia de su propia vaciedad y «sin sentido». Pueden estar en paro o con un buen puesto de trabajo; enfermos o sanos; vivir en una familia saludable o enferma psíquicamente; tener una pareja estable o no. Todo eso poco o nada importa frente a su sentimiento corrosivo de vacuidad.

La gran tragedia del hombre actual es que se siente atrapado y ahogado (“vaciado») por los «valores de los otros». Los medios de comunicación cada día nos proponen héroes, que son inalcanzables, pero al mismo tiempo muchos de ellos “tienen los pies de barro”. No resisten el mínimo análisis serio. Hemos pasado de la tiranía de los valores internos (tradición familiar, etc.) a la esclavitud de la moda. Vivimos al dictado de lo que nos dicen: qué coche tenemos que comprar, qué tipo de champú debemos utilizar, o qué carrera deben estudiar nuestros hijos para… triunfar.

Todo ello conduce al prototipo del hombre de hoy: frustrado e insatisfecho con lo que tiene. Pues, siempre se puede hacer mejor, y además los ‘modelos’ a imitar son tan cambiantes que no permiten una identificación plena.

Me lo decía un paciente: «A veces me siento como escalando una alta montaña, pero con la angustia de lo que consigo un día no me sirve para el siguiente. Siempre estoy empezando de cero. Y cada vez, esa montaña (la vida) se me antoja que es más difícil de escalar». Y además, la mayoría de las veces el camino se realiza en solitario, sin ningún punto de apoyo en amigos o familiares, pues cada uno está metido en su propia onda». Miles de situaciones como ésta llegan a constituir lo que un autor moderno ha llamado «las ciudades autistas».

Dos consecuencias: la competitividad o la pasividad. Son los dos extremos por donde el hombre actual puede caminar. Las nuevas generaciones son competitivas en el sentido que desean llegar a la cima cuanto antes, a algunos de ellos sin importarles los medios (las zancadillas, el abandono de la familia, la renuncia a valores tradicionales, etc.). Su felicidad se encuentra en lo que los demás les señalan.




Rivalizar no es negativo. Lo negativo es querer competir sin tener un punto de apoyo, es decir, un «yo psicológico» lo suficientemente fuerte como para soportar la carga y tensión que la lucha diaria supone. Es cierto que hoy desde la escuela se le enseña al niño y al adolescente a rivalizar, pero con frecuencia se olvida algo esencial: reforzar su propio yo a través de una autoestima, que le capacite un conocimiento de sí mismo, de sus posibilidades y límites, y a partir de ese punto (no antes ni después) favorecer una sana competitividad.

Mu­chas veces las cosas se hacen al revés: se introduce al niño en un clima de alta competencia (notas, premios, etc.) sin que antes sepa con que recursos psicológicos cuenta. Es como “comenzar la casa por el tejado”. El hombre frustrado está servido.

El otro resultado de la vaciedad del hombre de hoy es la indiferencia. “Para qué luchar -se di­cen muchos jóvenes y no tan jóvenes- sí sé que no voy a llegar a la meta…». Pero el resultado es el mismo: frustración y vaciedad. Como ejemplo de estas situaciones los miles de jóvenes que no se deciden a buscar empleo y se mantienen bajo el cobijo de los padres. Un ejemplo: la Generación Ni-Ni.

Este panorama lleva a afirmar a algún autor (Gilles Lipovettsky, 1986) «que la sociedad postmoderna ni tiene ideales, ni tabúes, ni tan solo imagen gloriosa de sí misma, ningún proyecto histórico universalizador, estamos ya regidos por el vacío, un vacío que no comporta, sin embargo, ni tragedia, ni apocalipsis».

Causas de la Generación Ni-Ni

Las razones que se pueden señalar como origen de la Generación Ni-Ni son múltiples y complejas. Aquí solamente indicaremos las más sobresalientes:

# 1.- Miedo a la frustración

jóvenes que no estudian ni trabajanEl hecho de haber nacido y desarrollado en una sociedad sin privaciones ni penurias ha favorecido la aparición de una generación con miedo al fracaso. Lo han tenido todo (comida, estudios, ropa de marca, etc.) pero no han sabido saborearlo. Estos jóvenes tienen pánico a la frustración y por esto son pasivos e indolentes. Su reflexión es algo así como: “Si no estudio ni trabajo, no fracaso”. Pero, añado yo, desgraciadamente tampoco podrán saborear la satisfacción del triunfo.

# 2.- Padres trabajadores, pero poco felices

Estos jóvenes han tenido, generalmente, padres muy trabajadores (“han vivido por y para el trabajo”) pero también han percibido que ellos no eran felices. Incluso a veces han sentido su frustración y fracaso como personas. Por tanto, piensan: “¿Para qué luchar tanto, si al final esto no te asegura la felicidad?”

# 3.- Panorama laboral desolador

La situación actual desgraciadamente no ayuda, pues la precariedad en el empleo, el mileurismo y el temor de ser “menos que los padres” pueden llevar a estos jóvenes a tirar por la calle de en medio: ni trabajar, ni estudiar.

# 4.- Incertidumbre en el futuro




Es una consecuencia de lo anterior. Hoy la pregunta clásica de los adultos “¿tú qué quieres ser de mayor?” no encuentra en la mayoría de los jóvenes una respuesta clara y contundente. Esta falta de proyecto también favorece la aparición de la Generación Ni-Ni y la tendencia a vivir el momento presente (carpe diem) sin mirada hacia el futuro.

# 5.- Educación permisiva y sin límites

Los jóvenes de hoy son productos de una educación demasiado permisiva y excesivamente tolerante, que no ha fijado unos límites. Son los primeros “hijos con la llave al cuello”, la generación en la que tanto el padre como la madre trabajan fuera de casa, de manera que los niños son cuidados por los abuelos o se pasan todas las tardes viendo la televisión o jugando con la videoconsola.

ALEJANDRO ROCAMORA BONILLA
Psiquiatra. Profesor en Centro de Humanización de la Salud. Exprofesor de Psicopatología en la Facultad de Psicología de la Universidad de Comillas

Foto: Sanja Gjenero

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Comentarios

  1. Noelia dice

    6 junio, 2016 al 6:29 am

    Yo estoy en esa situación. Casi tengo 19 años, no trabajo y tampoco podré estudiar. Nada me ha salido como lo he planeado y he caído en depresión. No recibo apoyo moral de mis padres y no sé qué hacer ya que soy muy introvertida y tímida, y siempre me ha costado hacer las cosas por mi cuenta. A este paso creo que me quitaré la vida algún día, cuando mis padres ya no me aguanten en la casa.

    Responder
    • Cuida tu Salud Emocional dice

      15 junio, 2016 al 11:54 pm

      Noelia, entendemos que las cosas no te han salido como hubieras deseado. De hecho, la vida nunca es exactamente como la planificamos. La felicidad tiene que ver con nuestra capacidad para adaptarse a los contratiempos. Y el suicidio es una ‘solución’ permanente para un problema puntual. Con 19 años, siempre estás a tiempo de cambiar tus planes, ya sea para formarte en una profesión o para estudiar.

      En cualquier caso, es importante que sepas que muchos jóvenes pasan por un periodo de confusión al salir de la adolescencia ante la necesidad de decidir qué hacer con su vida. No es fácil tomar esta decisión y estresa mucho. Luego, suele ser normal ir encontrando el camino, poco a poco. Y si necesitas ayuda, ves que no puedes salir por ti sola de este periodo de confusión vital, no dudes en pedir a tus padres que te pongan en contacto con un psicólogo para que te pueda orientar en este momento importante de tu vida.

      Responder
  2. Silvana Vazquez dice

    19 abril, 2016 al 10:58 pm

    hola…yo te sugeriria que si te gustan los idiomas como el ingles estudies un profesorado. Es una carrera relativamente corta que no solo abarca la gramatica inglesa sino que ademas tendras diferentes catedras que ayudaran a ver las cosas de diferente manera. Ojala esta respuesta haya llegado a tiempo, no se si es lo correcto, pero lo que si sé es que debes hacer lo que te haga feliz, lo importante es hacer…es la unica manera de ir obteniendo las cosas que quieras para ti mismo.

    Responder
  3. Silvana Vazquez dice

    19 abril, 2016 al 10:58 pm

    No te desanimes, intenta estudiar alguna carrera, un profesorado de inglés si es lo que te agrada. Trabaja para tu futuro, para tu sustento. Ojalá hayas encontrado la respuesta a tus inquietudes.

    Responder
  4. Anónimo dice

    7 abril, 2016 al 3:54 pm

    Soy programador, tengo 27 años, estudié computación y realmente ya ni me interesa trabajar. Vivo en un país distinto al de mis padres, solo, sin amigos, sin novia, ningún tipo de conocido con el cuál compartir un rato, estoy prácticamente aislado del mundo. No me motivo para practicar lo que aprendí y a pesar que me gusta programar no lo hago, las empresas ofrecen una paga inferior con la cuál no me puedo sostener, estoy aburrido de todo y sinceramente se me está agotando el tiempo porque en cualquier momento mis padres me dejarán de pasar dinero. Vivo en condiciones por debajo a como vivía anteriormente, no tengo metas porque a mi alrededor todo es superficial y vacío, me desagradan las personas cuando las veo y me he vuelto en alguien encerrado en sí mismo. Yo creo que a este paso terminaré suicidándome porque no encuentro nada trascendental para continuar existiendo. Sinceramente ni siquiera sé porqué estoy escribiendo esto, no tiene sentido.

    Responder
  5. Anónimo dice

    27 enero, 2016 al 3:00 pm

    Hola este es mi testimonio: yo tengo en estos momentos 20 años ya casi 21 en Febrero los cumplo :/ y soy uno de estos muchachos que no estudian ni trabajan,en mi caso yo intente todo el 2014 buscar trabajo y fracase en todas las empresas que iba y eso me desánimo muchísimo (estudie ingles) y pues se fue todo ese año y no logre nada el año siguiente 2015 logre encontrar trabajo,pero no logré resistir tanta presión (lo sé soy muy débil odio ser así) no me fue como quería solo dure 5 meses y no me gustaría hayar trabajo de lo mismo pero es mi única opción :'( y la verdad me siento mal porque ya soy un hombre y mi actitud no es de tal… Ya no tengo ayuda de mi papá para empezar la U él nunca ha sido muy apegado a mí y mi personalidad tampoco es de alguien extrovertido,bueno el es ni figura paterna pero es como que si nunca ha estado allí (no habla mucho, es grosero y lo peor tendrá otra hija con otra mujer) así que prácticamente ya no cuento con su apoyo,pero soy alguien muy miedoso a los retos tengo metas quiero ser chef o medico o maestro en idiomas, sin embargo no se que me pasa me desánimo muy rápido y por eso estoy como estoy y no me gusta :'( todos mis amigos están haciendo algo la mayoría ya van por su tercer año de Universidad y yo estoy en cero ni trabajo ni estudio es triste ……bueno gracias por leerme :')

    Responder
  6. Anónimo dice

    28 diciembre, 2015 al 12:48 pm

    Yo tengo una hija de 22 que ni termino la Universidad y no tjene estabilidad laboral y no sabe que quiere! Pero ya me cansé le dije que si no aportaba a los gastos de la casa no podía salir de party porqhe Ella siempre quiere estar en la calle.

    Responder
  7. Carlos Sanz Andrea dice

    22 noviembre, 2015 al 8:54 pm

    Excelente articulo, me parece Alejandro que el punto clave para desbloquear esta situacion de una forma terapeutica (que no implique excesivos problemas colaterales y evite la hostilidad hacia los profesionales que tratamos de prestar ayuda) es incidir en el punto 4, tratando de este modo de promover que entre los implicados se produzca una motivacion intrinseca, evitando asi las explicaciones de "locus de control externo" que producen sensaciones de indefension y baja autoestima.

    No debemos olvidar que en muchas ocasiones la "desidia" atribuida mediante estas etiquetas es mas una forma de prejuicio que algo que corresponda con la realidad, se trata de encontrar el punto en que el proyecto vital de la persona se estanco y no fue capaz de seguir adelante, existen ademas consecuencias a nivel psicologico evidentes para los que nis dedicamos a esto, y es que esa presunta fachada de "me da igual" suele ocultar problemas de adaptacion, de autoestima y sintomas depresivos en muchas ocasiones; dar una explicacion simplista como "es un vago" es tan ingenuo como pretender un 100% de causalidad entre los trastornos alimentarios y la influencia del mundo de la moda, por consiguiente la intervencion psicologica profesional a nivel individual y familiar es a mi juicio de suma importancia en estos casos.

    Responder

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