Los celos son la manifestación emocional del temor e inseguridad que siente una persona ante la posibilidad de perder a su pareja sentimental porque ésta pudiera estar interesada (de manera cierta o imaginaria) en otra persona.
Todos, de manera natural y espontánea, con mayor o menor intensidad, hemos sentido celos en algún momento de nuestra vida. Los celos en pequeñas dosis pueden ser considerados normales en una relación si la persona que los siente no llega a perder el control.
Sentir celos nos puede llevar a recapacitar sobre lo importante que es para nosotros nuestra relación de pareja y recordarnos que debemos cuidarla. O, de manera recíproca, ver a nuestra pareja celosa nos puede hacer sentir queridos, importantes y necesitados. Hay incluso quien piensa que la ausencia absoluta de celos puede ser un indicativo de una falta de interés en la pareja. “Y mi ardiente pasión murió de frío, que así muere el amor cuando no hay celos”. Antonio García Gutiérrez.
El haber tenido un sentimiento celoso en algún momento de nuestra vida es, por tanto, normal. El problema surge cuando los celos son muy frecuentes, intensos, exagerados y aparecen constantemente sin ningún motivo aparente, pudiendo llegar a ser patológicos. En este caso, los celos provocan un sufrimiento intenso en quien los sufre y también en su pareja, dado que los continuos reproches, discusiones y exigencias terminarán debilitando la relación. Como dice Michel de Montaigne, “los celos son, de todas las enfermedades del espíritu, aquella a la cual más cosas sirven de alimento y ninguna de remedio”.
¿Qué son los celos?
En nuestros primeros años de vida, los seres humanos dependemos totalmente de nuestros padres o de aquellas personas que se encargan de nuestro cuidado. Demandamos de ellos constantemente que satisfagan nuestras necesidades de alimentación y protección. De este modo, surge en los bebés un sentimiento de apego hacia su madre, padre o cuidador principal. El temor a perder sus cuidados hace que brote en los niños, de modo natural, una emoción que se manifiesta en forma de ansiedad y es lo que llamamos celos. Así, en nuestra infancia, sentimos celos de todo aquello que pueda ‘robar’ la atención de nuestro cuidador. Por ejemplo, sentimos celos de ese nuevo hermanito que nos quita el protagonismo y que obliga a nuestra madre a dedicarnos menos tiempo. Asimismo, podemos sentir celos de nuestro padre o incluso del trabajo de nuestra madre que nos aparte de su lado por unas horas al día.
Tener celos, por tanto, es una emoción natural. Con el tiempo, esa figura de apego inicial puede ir siendo sustituida por otra en distintos ámbitos. Así, por ejemplo, en el jardín de infancia o en la escuela, nos sentimos celosos si otro alumno entretiene a esa maestra tan cariñosa, que nos trata muy bien y nos dedica su atención. Luego otra figura de apego puede tratarse de un amigo, al que consideramos el mejor y que no queremos compartir con nadie. Y así sucesivamente hasta llegar a aquella persona a la que amamos y que satisface nuestras necesidades afectivas como pareja. De igual modo, es natural sentir ansiedad, tristeza, miedo, enfado… si vemos que peligra nuestra relación amorosa y que ya no atraeremos la atención de la persona de la que nos apegamos sentimentalmente. Y, por tanto, sentimos perder la seguridad psicológica que nos brinda esta relación.
Los celos se convierten en patológicos cuando nos anulan como persona, cuando queremos imponer a nuestra pareja nuestros deseos, cuando surge la violencia o cuando la amenaza de perder a la pareja es infundada. Si la intensidad de esta emoción es tal que no podemos controlarnos, sino que los celos nos dominan por el miedo a sentirnos reemplazados en el corazón de otra persona, entonces tenemos que analizar las causas por la que vivimos esos celos con tal fuerza con el fin de entenderlos y apaciguarlos. Tal vez existan otros miedos, inseguridades u otras circunstancias que potencian nuestros celos hasta hacerlos insufribles para nuestra pareja y para nosotros mismos.
¿Cómo controlar los celos y entender sus causas?
¿Cuáles son las causas por las que sentimos celos?, ¿podemos aprender a controlarlos?, ¿se es celoso desde siempre o puede esto cambiar a raíz de una experiencia vital? Vamos a reflexionar sobre estas preguntas analizando una serie de puntos claves sobre los celos:
# 1.- Sentimiento de posesión hacia nuestra pareja
→ “Me perteneces, eres mía”
Debemos tener claro que las personas no pertenecen a nadie, todos somos seres individuales y aunque esa persona mantenga un vínculo afectivo con nosotros de manera voluntaria, no es “tuya”.
Por esa razón, no debemos tratar de ejercer control sobre nuestra pareja cambiando su forma de vestir, aunque nos parezca provocativa, ni tampoco su forma de ser o comportarse.
Acaparando toda su atención o evitando que se relacione con sus amigos o familiares, sólo conseguiremos que nuestra pareja se sienta prisionera y sucederá lo contrario de lo que queremos: perder a la persona amada.
La confianza es por tanto, imprescindible en una relación, por ello, debemos evitar hacerle un interrogatorio policial de todo lo que hizo cuando no haya estado con nosotros con la intención de pillarle en contradicciones, ya que nuestra pareja puede eludir darnos información por temor a caer en una nueva discusión y no porque esté tratando de mentirnos. Si descubrimos que no nos ha contado todo, aumentará nuestra desconfianza y las sospechas, lo que nos llevará a la deducción de que también miente en otras cosas. Esto creará de un círculo vicioso muy difícil de romper.
Así pues, trata de hablar con normalidad con tu pareja para que no se sienta amenazada por tus preguntas, ya que verse obligado a esconder u ocultar sus actividades, pensamientos y sentimientos, le acabará alejando de ti.
# 2.- Temor incontrolable a perder a la persona amada
→ “Sin ti no soy nada”
Se produce cuando vivimos con un sentimiento continuo de temor a ser engañado, abandonado o de que una tercera persona aparezca y nos arrebate la pareja.
Nunca podemos tener la seguridad de que la persona que amamos se quede con nosotros toda la vida. Si no fuese así, y decide marcharse, no se llevará con ella nuestra capacidad de amar. Nosotros somos los que amamos y tendremos la posibilidad de encontrar a otra persona a quien querer y de la que enamorarnos.
Hay que darse cuenta de que nuestra pareja no es indispensable, que teníamos una vida antes de conocerla y que, de la misma manera, podremos continuar nuestro día a día aunque ella no esté.
# 3.- Temor a la soledad
→ “Cuando estoy solo, me siento triste y vacío”
En otras ocasiones, los celos pueden venir producidos por el temor a estar solo originando una angustia enorme ante la pérdida de la otra persona.
Muchos estudios afirman que la soledad es una de las cosas que más temor produce en los seres humanos.
Primero debemos estar bien con nosotros mismos, la vida en pareja viene después. Además las personas podemos ser felices sin la necesidad de tener pareja. Por ello es fundamental que fomentemos nuestra vida personal, aficiones y proyectos. La autonomía de una persona y tener nuestros propios planes hace que exista menor probabilidad de celos, ya que dependeremos menos de nuestra pareja. Además, esto beneficiará a la pareja, ya que disfrutaremos con mayor intensidad de los planes en común.
# 4.- Temor a no encontrar otra pareja
→ “¿Y si no encuentro a nadie más que me quiera?”
Es normal que con el tiempo, nos acomodemos a los gustos y aficiones de nuestra pareja. Pensar un cambio conlleva siempre una sensación de inseguridad, miedo y angustia, pero ello no debe llevar a desesperarnos pensando que nunca encontraremos a nadie más.
No debemos pensar que tener pareja es una meta obligatoria y que, si no es así, se trata de un fracaso personal. Tener pareja es una opción.
Y nunca debemos obligarnos a mantener una relación que ya esté rota por este miedo o por la creencia de que un amor debe ser para siempre, así sólo nos estamos negando la posibilidad de conocer a otra persona que nos haga realmente feliz.
# 5.- Inseguridades y baja autoestima
→ “No estoy a su altura”
Nuestras inseguridades nos hacen pensar que no valemos lo suficiente y que en cualquier momento puede aparecer una tercera persona con mejores cualidades que las tuyas propias y te arrebatará tu pareja. Esta falta de confianza en uno mismo también te llevará a desconfiar de la sinceridad y cariño del otro. Piensa que nadie “es mejor que” sino “diferente a” y en eso se basa una relación, en la posibilidad de complementarnos.
Recuerda que el problema de los celos está dentro de uno mismo y únicamente estamos proyectando nuestros miedos e inseguridades en la persona de la que estamos enamorados. Nuestra pareja es un estímulo y nunca la causa de que lo que sentimos, así que no le culpabilices. Por ejemplo, ante una pareja muy atractiva, el celoso sentirá temor por la gente que se le acerca llegando incluso a culpabilizar a su pareja por atraer la atención: “si no vistieses así”, “si no fueses tan agradable con la gente”. En cambio una persona segura de sí misma, sentirá orgullo por tener a su lado una pareja tan bella y que tanta admiración produce.
Cuando los celos se producen por casos como estos, es esencial trabajar nuestra autoestima. Para aceptar el amor de nuestra pareja, es imprescindible quererse a uno mismo.
Hay que evita compararnos con otras personas, no olvidemos que nadie es “mejor que” nadie y que nuestros juicios de valor están basados en la apariencia y en la imagen que percibimos de las personas. Seguramente, si objetivamente analizásemos esa persona a simple vista tan ‘maravillosa’, veríamos que no es así, que también tiene sus propias luchas internas y problemas. En vez de pensar en las cosas o cualidades que nos faltan, debemos dedicarnos a potenciar los valores y cualidades que poseemos y eso nos dará más confianza en nosotros mismos.
# 6.- Situaciones anteriores de abandono
→ “Ya me han engañado una vez, ¿por qué ahora debo confiar?”
Los individuos celosos no necesariamente tienen por qué haber tenido celos siempre. A veces vienen provocados por anteriores relaciones en las que ha habido una situación de abandonado o un engaño. Esto nos hará desconfiar de manera generalizada y desarrollar una personalidad celosa.
Para remediar esto, es necesario que pensemos que nuestro pasado ya ha pasado. El hecho de que la relación anterior terminase debido a una infidelidad, no quiere decir que en esta nueva relación nos vaya a pasar otra vez lo mismo. No olvides que todas las personas no son iguales y nuestra pareja actual no merece pagar por los errores que han cometido otros.
# 7.- Experiencias familiares vividas
→ “Mi padre nos abandonó. Todos los hombres son iguales”
Es probable que si hemos presenciado escenas de celos entre nuestros padres o hayamos sentido abandono, tengamos más predisposición a ser celosos e inseguros que otra persona cuyos padres hayan tenido una relación estable de pareja. En este caso, tampoco debemos pensar en nuestro pasado, no tenemos por qué repetir los errores que cometieron nuestros padres; es más, debemos utilizar nuestra experiencia ya vivida para evitar los errores que ellos cometieron.
# 8.- La imaginación es un arma poderosa
→ “¿No nos vemos hoy?, seguro que ha quedado con alguien”
No debemos pensar mal de todo ni fantasear pensando situaciones irreales o catastróficas. Ante los hechos siempre debemos comprobar la veracidad de los datos que tenemos y buscar razonamientos lógicos y coherentes.
Por ello, debemos identificar si hay razones justificadas para sentir celos y, si es así, comunicárselas a la pareja. Siempre por supuesto en tono conciliador para que entienda claramente por qué nos sentimos así. Se trata de saber qué ocurre en la realidad y si lo que hemos percibido es o no erróneo.
También suele ser positivo hablar con alguien de nuestro entorno que sea de confianza y contarle lo que nos está pasando para poder tener otro punto de vista, ya que ocultar el sufrimiento y negarlo hace que éste se potencie cada vez más.
Ante los celos, como ante cualquier problema o cambio de conducta, el primer paso es reconocerlo y aceptarlo, para así aprender a manejar nuestro problema y, por tanto, recuperar el autocontrol.
A veces, es necesario recurrir a ayuda externa profesional, trabajando en sesiones individuales para abordar las causas que nos han llevado a desarrollar los celos, o incluso en sesiones en pareja para evaluar el grado en que se ha visto afectada nuestra relación y tratar de solucionarlo.
# 9.- Las redes sociales y los móviles facilitan controlar al otro
→ “Sé que ha leído mi whatsapp, pero no me ha contestado”
Las nuevas tecnologías se han convertido en un aliado para controlar a nuestras parejas. Los smartphones nos permiten controlar la ubicación de nuestra pareja, el doble check del whatsapp saber si ha leído los mensajes que le hemos mandado y su perfil de Facebook ver cuáles son sus amigos, saber quién le pone comentarios en su muro o da «me gusta» a sus fotografías.
A este respecto y por desgracia, los especialistas alertan de que los comportamientos celosos, el sentimiento de posesión de la pareja y las actitudes violentas han aumentado entre los jóvenes.
La clave del cambio de tendencia es la educación. Es necesario erradicar las conductas posesivas, imprimiendo valores de igualdad en la educación sexual.
El concepto de «amor como sacrificio» es totalmente insano y produce desequilibrios entre el “dar” y el “recibir”, de modo que tiene que haber libertad, respeto, confianza e independencia para que se trate de amor y no de posesión.
# 10.- Socialmente nos ‘venden’ los celos como una prueba de amor
→ “Lo que sucede es que te quiero demasiado”
No es así en la realidad aunque muchas canciones y poemas nos pretendan demostrar lo contrario.
No nos dejemos envolver por el concepto de que «los celos son una prueba de amor» que todavía impera en nuestros días, ya que, en realidad, constituyen un claro síntoma de inseguridad.
NOELIA BALLESTEROS
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Un buen tema, que me gustaría compartir en una red social.
Muy bueno todo esto sobre los celos. Me ayudará mucho en mi relación. Muchas gracias.
Es bueno que toquen este tema y se publique, ya que hay muchos casos de asesinato a causa de los celos.
Muy buen artículo y es muy cierto todo lo que dice: la mente es poderosa.
Hola. Me encanto el artículo. Muy cierto… todo. Muchas gracias.