¿Son los hombres de Marte y las mujeres de Venus? Las diferencias entre hombres y mujeres nos enriquecen y complementan, pero a veces no comprender al sexo opuesto nos exaspera. En este artículo vamos a ver las causas de las diferencias que existen entre hombres y mujeres. Para ello, compararemos el cerebro femenino con el masculino.
Si nos remontamos a la prehistoria, ya vemos una marcada diferencia entre las funciones que realizan los hombres y las mujeres. Ellos, con un carácter marcadamente más agresivo capaz de responder rápidamente ante cualquier peligro, se dedicaban a la caza. Esto genéticamente les ha dotado a los hombres de una mejor visión espacial. El hombre prehistórico era certero, apuntaba solo a una presa y disparaba sus armas.
Ellas, recolectoras, salían a escoger frutas y verduras. Esta tarea les llevaba su tiempo, puesto que sólo se podían recoger aquellas que estuviesen en su punto. La mujer estaba necesitada de un mayor número de relaciones sociales para protegerse y cuidar de sus crías garantizando la supervivencia.
Vamos a separar las etapas de la vida por las que pasan los sentimientos de una mujer comparándolos con los hombres.
Sentimientos y el cerebro femenino y el masculino
Primeros años de vida
Las niñas en sus primeros meses de vida muestran una mayor empatía y más facilidad para reconocer rostros y expresiones faciales. Dado que genéticamente tienen esta necesidad de comunicarse heredada de la Edad de Piedra, las niñas hablan antes y a los veinte meses tienen dos o tres veces más palabras que los niños, aunque con el tiempo se igualan en el número de palabras, pero no así en velocidad.
Los juegos de chicas crean historias para jugar con otras compañeras y tomar decisiones conjuntamente. Es muy común que jueguen a los profesores, papás y mamás o a ir de compras…
Sin embargo, los niños se fijan más en los objetos que les rodean. No necesitan establecer tanto contacto visual con las personas de su alrededor. Son, por tanto, más independientes. Su juego se centra en el juguete y usan más su fuerza física tratándose de imponer unos a otros como líderes. La competición forma parte de su carácter debido a la testosterona.
Adolescencia
La adolescencia femenina está muy marcada por la aparición de la menstruación. Las chicas tienen grandes variaciones quincenales de los niveles hormonales. Los primeros 15 días del ciclo, la joven se muestra estable y socialmente activa; mientras que, los 15 siguientes, está irritable y necesita aislarse.
Asimismo, las chicas alternan días de absoluta confianza en sí mismas con días en que la autoestima pende de un hilo. En esta etapa, se produce un constante miedo al rechazo, lo cual le produce una gran preocupación por su apariencia física.
En la adolescencia, las chicas necesitan hablar con sus amigas. Los chicos aparecen en su mente en esta fase de manera idealizada mezclándose con fantasías.
Los varones muestran un mayor interés por los deportes. Hablan con sus amigos de cualquier tema de actualidad, pero les cuesta expresar sus sentimientos. No ansían largas conversaciones ni trato social como sucede con las chicas, sino que disfrutan compitiendo con sus amigos.
Necesitan sentirse independientes para potenciar su autoestima. Esta etapa está marcada por los elevados niveles de hormonas, lo que dispara su interés por los temas sexuales.
Madurez
Llegamos al momento del emparejamiento y la madurez. Aquí también existen marcadas diferencias. Mientras que las mujeres buscan, en su mayoría, emparejarse a largo plazo con varones que las protejan y permanezcan a su lado cuidando a los niños, los hombres buscan señales visuales de fertilidad y buena salud para asegurar su descendencia, de ahí que se sientan especialmente atraídos por mujeres físicamente atractivas, con figuras curvilíneas, labios carnosos o cabello brillante. Las mujeres buscarán hombres más altos y mayores que ellas.
En esta etapa, se despierta el instinto maternal, el ansia profunda de tener un hijo o la conocida como «llamada del reloj biológico».
Cuando se produce el embarazo, se elevan los niveles de progesterona y la mujer se siente somnolienta, necesitada de descanso, ya que produce más cantidad de sangre y está más sensible a los olores produciéndose nauseas.
La mujer, con cada nueva «patadita» del bebé, fantasea sobre cómo será tenerlo en sus brazos. El cerebro del papá también se preocupa y comienza a plantearse los problemas logísticos: por ejemplo, pintar la habitación, adquirir el equipo necesario… Empiezan a aparecer súbitamente muchas cosas necesarias.
A medida que se acerca el parto, crece la preocupación de la futura mamá. Sin embargo, tras el nacimiento, se produce un afán de protección hacia su bebé estableciéndose una cierta agresividad maternal. La conexión especial con su bebé se afianza con la lactancia, si bien es verdad que se produce una temporal pérdida de interés por el sexo, que preocupará a los hombres.
Los circuitos maternales cambian el cerebro femenino funcional y estructuralmente. Por ejemplo, las madres tienen mejor memoria espacial que aquellas mujeres que no lo son. Se muestran más adaptables, ya que se debe prescindir de planificar la vida con antelación. Y se sienten más valerosas. Todos estos talentos se necesitan para proteger mejor a sus bebés. De ahí que se vuelvan extremadamente celosas en los temas de seguridad infantil y en los aspectos de manejo de su casa.
Está demostrado que un cuidado intenso por parte de un adulto cariñoso infunde confianza haciendo que los niños sean más sanos e inteligentes mientras que la desatención produce niños hiperactivos, enfermos y temerosos.
Aunque la maternidad no es una actividad exclusiva, a menudo se entra en conflicto con los intereses del desarrollo profesional.
Menopausia
Los hombres en esta época pueden llegar a preguntarse: «¿quién es usted y qué ha hecho con mi mujer?». En esta época de la vida, el cerebro femenino se ha desenchufado: mamá ahora se preocupa menos por complacer a los demás y piensa más en sí misma. Como los hijos se han ido de casa, la mujer queda libre para nuevas tareas, planes y proyectos.
La mujer, con la bajada hormonal de la menopausia, puede sufrir sofocos, dolor articular, ansiedad, depresión, mal humor, fatiga, insomnio o niveles cambiantes en la libido, siendo en ocasiones necesario recurrir a una terapia hormonal.
Es posible que en esta etapa necesite incluso redescubrir nuevamente a su pareja, ya que dispondrán de más tiempo para compartir ellos solos sin la presencia de los hijos. Tampoco es raro que en esta época se produzcan rupturas matrimoniales.
Ayudar a otros e implicarse en resolver graves problemas sociales puede recargar de energía a las mujeres en esta etapa de su vida. Igualmente, no es infrecuente que el convertirse en abuela dote a la mujer de nuevas ilusiones.
Estos son a grandes rasgos las etapas de la gran aventura de lo que significa ser mujer.
Este artículo está basado en el reconocido libro El cerebro femenino de la doctora Louann Brizendine, graduada en Neurobiología en Yale, Neuropsiquiatría en San Francisco y que ha sido profesora en Harvard.
NOELIA BALLESTEROS
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Muy buen artículo.
Magnífico artículo con mucha psicología y análisis a nivel científico. Namasté.