Hay que favorecer la actualización de la parte instintiva del niño (el amor y la agresividad), y nunca pretender someterlo o ahogarlo. Siempre es más sano expresar el sentimiento (aunque sea negativo: rencor, celos, etc.) que ocultarlo. El niño debe encontrar un clima donde se permita sentir y expresar con la palabra las emociones más perversas. Un buen lema sería: se permite sentir y expresarlo con la palabra. Por ejemplo, las vivencias agresivas no se pueden llevar a la práctica, pero sí se pueden expresar y contar.
# 2.- Educar teniendo en cuenta al otro
El niño debe aprender de forma teórica y vivencial que no es el ombligo del mundo, que no está solo. Las necesidades de los otros, y sus deseos, son el contrapunto de sus inclinaciones y proyectos. Ser adulto es tener en cuenta al otro y sus necesidades. La posición de “tener” está centrada en uno mismo. Gira en torno a las propias necesidades: primero yo, después yo y yo… Poner el punto de mira en los otros es una forma de relativizar el poseer. Es una forma de vencer el narcisismo patológico que lleva al consumismo.
# 3.- Desear no es sinónimo de conseguir
A veces, para que el niño valore lo que tiene será preciso dilatar un poco su posesión. En el mundo infantil desear una cosa es conseguirla: si quiero un juguete, lo tengo; si deseo unos patines, los consigo. El mundo adulto tiene otras reglas y a veces el deseo no se hace realidad. El niño deberá aprender a soportar las contrariedades, pues de mayor no todos sus sueños se harán realidad. Si su tolerancia a la frustración es muy baja, es decir, si los padres le han acostumbrado a conseguir todo lo que desea, es probable que en la adolescencia se convierta en un chico desmotivado y muy poco esforzado.
# 4.- Sublimar los instintos más negativos
Los sentimientos como el odio, la agresividad, la envidia, etc. deben transformarse a través del arte, el deporte o la cultura. Siempre toda energía negativa se puede canalizar hacia metas más sanas y constructivas. Un ejemplo lo tenemos en los cirujanos y en los carniceros: han transformado su agresividad en beneficio de los demás y de ellos mismos. Lo malo no es sentir, lo pernicioso es usar las emociones negativas contra los otros.
# 5.- Favorecer la autoestima
Debemos potenciar la propia valoración del niño apoyándonos en sus propias capacidades (honradez, solidaridad, generosidad, etc.) y no en lo que posee o por sus resultados (las buenas notas). Así ayudaremos a que dé valor a lo que verdaderamente lo tiene: el “ser”. Hay que primar el “ser”, sobre el “tener”, para que de adultos puedan disfrutar de forma correcta de su “tener” (riqueza, posesiones, etc.). De esta forma habrán conseguido unir los términos de la disyuntiva: ser-teniendo.
# 6.- Educar en valores
Lo importante no es la fachada, sino lo que está dentro. Debemos esforzarnos por ir robusteciendo en los más jóvenes lo que son, no lo que tienen. Así los valores de la solidaridad, el compromiso, la honradez, la tolerancia, por ejemplo, están por encima de poseer un coche último modelo o comprarse unas zapatillas de marca. Lo primero es lo esencial, lo segundo es lo accidental.
ALEJANDRO ROCAMORA BONILLA
Psiquiatra y catedrático de Psicopatología
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A veces es imposible que los padres o la familia entera lo hagan. La salud emocional depende de uno y esto es algo que me enseno la autosuficiencia, al tener que sobrevivir muy sola. Si no me cuidaba, nadie lo iba a hacer por mi. Comence a darme abrazos, mimos, besos mirandome en un espejo y haciendome tarjetas de regalo. Tuve mascotas que me conectaron con el amor. Amigos que me hicieron ser empatica. Le abri mi corazon a novios y a mi esposo, para construir una nueva historia. Me quede con la duda de que es amor de familia, que se sentira? Es un misterio que es el amor de familia a un hijo, porque no lo tuve y aun asi la salud emocional es posible, y no considero que haya una carencia porque no aparecieron unos padres a darme salud emocional.