Se puede definir el bullying como una situación social de agresividad injustificada en la que uno o varios niños en edad escolar someten a algún tipo de represión, discriminación o prejuicio de manera injusta y agresiva a otro compañero durante un tiempo más o menos prolongado.
El bullying o acoso escolar es un tipo de violencia que no sólo afecta a la víctima, sino que tiñe todo el ambiente escolar de una atmósfera de abuso y de inseguridad. Crea un clima de miedo y tensión emocional, y constituye un obstáculo para el proceso de aprendizaje afectando al bienestar emocional y al rendimiento académico de los niños así como a la misión educativa de la escuela.
Tipos de maltrato que sufre la víctima de bullying
Los diversos tipos de maltrato a los que se puede someter a la víctima de bullying son:
# 1.- Maltrato físico
- Directo, es decir, cuando hay alguna forma de contacto: pegar, empujar…
- Indirecto, cuando afecta a los objetos personales de la víctima: robar sus pertenencias, estropear el material escolar, quitar el bocadillo, chantajear o pedir dinero con amenazas, romper la ropa…
# 2.- Maltrato verbal
Consiste en insultos, amenazas, burlas, motes molestos o hirientes, mentiras, calumnias o falsos rumores sobre la víctima con el fin de ridiculizarla… Este tipo de maltrato suele ser uno de los más frecuentes.
# 3.- Maltrato psicológico
Generalmente, el componente psicológico se encuentra dentro de todas las formas de maltrato, ya que el agresor se aprovecha de la inseguridad y del miedo de la víctima.
# 4.- Maltrato social
El agresor aísla a la víctima del resto de compañeros ignorándola completamente o excluyéndola de las actividades a propósito. Además, trata de convencer a los demás niños para que no se relacionen con ella.
Actores principales en el bullying
Los actores que, de manera activa o pasiva, participan en el acoso escolar son los siguientes:
- Víctima. Está sometida al agresor y sufre la violencia. Suele ser una única persona.
- Agresor. Es el que domina y somete por la fuerza a su víctima. Pueden ser uno o varios.
- Espectador. Es aquel o aquellos que observan las agresiones.
Este juego perverso basado en el dominio y la sumisión da lugar a un deterioro psicológico de la víctima de bullying y un deterioro moral del agresor que, escudado en su crueldad, se siente más fuerte física, psicológica o socialmente.
El bullying se puede producir tanto dentro como fuera del centro escolar y ni siquiera es necesario que exista un contacto directo entre víctima y agresor. Un claro ejemplo de ello es el ciberbullying, una variedad del bullying en el que se usa internet o el teléfono móvil como plataformas de acoso, o como medios para propagar grabaciones de agresiones físicas o vejaciones, fotos de las víctimas o falsos rumores difundidos a través de las redes sociales, por WhatsApp o por correo electrónico, con la intención de ridiculizar a la víctima.de bullying.
LA VÍCTIMA
Cualquier niño o niña puede convertirse en víctima del bullying. Algunos niños se vuelven blanco de acoso escolar por ser considerados “diferentes” en cualquier aspecto (color de pelo, forma de vestir, apariencia, forma de ser…).
No podemos tolerar que ser “diferente” sea razón para ser maltratado. Detrás de ese maltrato se encuentran siempre prejuicios, por lo que nunca se debe responsabilizar a la víctima del bullying por el maltrato recibido ni pedirle que cambie su apariencia o su forma de ser.
Si se hiciese, es más que probable que el agresor encontrase otra razón para maltratar a su víctima. Los individuos con una personalidad agresiva buscan continuamente hacer daño a otros a los que consideran más débiles que ellos (física y psicológicamente). Por lo tanto, es muy importante erradicar de raíz este comportamiento abusivo antes de que se repita con reiteración.
La dificultad de evitar el bullying radica en que la víctima rara vez se atreve a denunciarlo por miedo a sufrir represalias.
El perfil de la víctima de bullying suele corresponderse con:
- Niño con baja popularidad o incluso impopularidad entre sus compañeros. No logra tener buenas relaciones sociales y es rechazado como para no recibir ayuda de ellos. No suele recibir invitaciones a eventos y posee pocas amistades.
- Suele tener un temperamento débil y tímido, por lo que resulta presa fácil para el acosador. Adolece de falta de asertividad y seguridad. En general, los estudiantes que son víctimas de bullying se perciben a sí mismos como más débiles, tanto física como emocionalmente, que los niños o niñas que los agreden. Se culpan de las agresiones, tienen miedo y esos sentimientos les inhiben para poder comunicar su situación como víctimas de bullying a los adultos.
- Suele tener problemas de autoestima. Ante el acoso escolar, sufre un descenso notable del rendimiento académico debido a su falta de atención, de interés o de concentración. Por esta razón, se crea un sentimiento negativo de autodesprecio que puede desencadenar incluso en un suicidio.
- Es propenso a la depresión, padece alteraciones del estado de ánimo o cambios de humor (está sumido en la tristeza o arranca a llorar sin motivo aparente). Sufre insomnio o pesadillas, ataques de pánico o ansiedad.
- Puede fingir enfermedades con tal de no ir a clase. Estas dolencias ficticias pueden terminar transformándose en reales (trastornos psicosomáticos como dolores de estómago, vómitos, malestar generalizado, etc.) a causa del estado de estrés y ansiedad al que se ve sometido.
- Muestra inseguridad, alteraciones de la conducta y conductas de evitación (no desea acudir a la escuela o elige caminos ilógicos para ir y volver de la escuela con el fin de no encontrarse a otros niños). Se caracteriza por la introversión, la timidez, el aislamiento social (busca entrar y salir de clase cuando no haya nadie, permanece alejado del resto en los recreos y otros lugares públicos, prefiere quedarse en casa, elige actividades en soledad).
EL ACOSADOR
Detrás de la conducta agresiva de una niña o un niño acosador es probable que exista un complejo escenario de violencia y falta de cariño en su hogar de procedencia. Aunque esto no es siempre así, ni constituye una justificación para el abuso de poder que ejerce sobre la víctima del bullying.
Su conducta puede hacerse crónica, ya que identifica la agresividad como un medio para alcanzar sus objetivos. Las personas que agreden se acostumbran a conseguir lo que quieren a partir del abuso de poder y la manipulación.
El perfil más común de acosador es el siguiente:
- Goza de mayor popularidad y apoyo que la víctima de bullying.
- Los demás niños le demuestran respeto o incluso le tienen miedo.
- Posee ira, agresividad e impulsividad. Siempre se ve envuelto en conflictos, peleas y es violento con los compañeros de clase, ya que trata de imponer sus criterios utilizando la fuerza.
- Se muestra autoritario, agresivo y competitivo. Muestra crueldad e insensibilización. Se enfada con frecuencia y es despreciativo en sus valoraciones sobre los demás.
- No tiene sentimiento de culpabilidad, ni empatía, ni autocrítica. Ignora los derechos de los demás. No reconoce la autoridad ni responde ante normas de conducta claras ni familiares ni académicas, por lo que a menudo transgrede e incumple las normas.
- Presenta conductas antisociales y delictivas. Mala regulación de las emociones, se muestran enormemente destructivos, con su semejante y consigo mismo.
- Suelen ser malos estudiantes y se muestran desinteresados por los estudios y la escuela.
- Se siente con frecuencia insatisfecho con el mundo y poco motivado a hacer nada. Además, tiene baja tolerancia a la frustración.
LOS TESTIGOS O ESPECTADORES
El testigo o espectador del bullying asume a menudo situaciones que no son de su agrado. Aunque no actúe directamente, apoya de manera indirecta acciones violentas porque considera que sacarlas a la luz puede perjudicarle y convertirse en otra víctima.
Los testigos que presencian el acoso escolar pueden influir de manera significativa en la erradicación de este fenómeno. Por tanto, la prevención e intervención en el bullying deben orientarse, en gran medida, a la sensibilización y concienciación de los testigos, que son quienes deben desterrar la cultura del silencio y la impunidad.
El agresor se siente poderoso cuando acosa o intimida a otros, porque tiene un «público» que lo observa. Por su parte, los testigos del bullying se sienten partícipes de la situación, de manera directa o indirecta, aunque no la inciten o aprueben. Sin embargo, el agresor recibe indirectamente el mensaje de que los abusos no son castigados y que se puede sacar provecho de tratar mal a los demás, de manera que asume la violencia como una estrategia que se puede adoptar.
El perfil del espectador del bullying es el siguiente:
- Muestra nerviosismo, miedo y sumisión. Experimenta temor y ansiedad constantes por la posibilidad de ser la próxima víctima del bullying.
- Observa las agresiones, pero se mantiene fiel a la «ley del silencio» para no ser considerado un chivato.
- Termina con una pérdida de empatía, desensibilización e insolidaridad, ya que interioriza conductas antisociales y delictivas, lo cual supone un aprendizaje negativo.
- Tiene un sentimiento de indefensión o frustración. No sabe cómo actuar para cambiar la situación.
Cómo prevenir el bullying
a) En la familia
La familia es el más importante y el primer entorno en el que el niño conforma su personalidad mediante normas de conducta que usará para la convivencia social.
Recuerda que los niños toman nuestro ejemplo y aprenden a relacionarse fijándose en nosotros, así que evitemos comportarnos socialmente de manera agresiva. Por ejemplo, si amenazamos a una dependienta, insultamos a otro conductor en la carretera o nos burlamos de un vecino, estaríamos enseñando a nuestro hijo que un comportamiento agresivo y dominante es aceptable. Semejantes comportamientos de los progenitores son terreno abonado para posteriores casos de bullying protagonizados por los hijos.
Crea un clima de confianza y comunicación. Los padres debemos trasmitir a los hijos que siempre pueden contar con nosotros. No obstante, debido a la tendencia a la ocultación de la propia víctima de bullying, hay que mantenerse atentos a las conductas o actitudes de nuestros hijos con respecto a su entorno escolar.
¿Cómo actuar si nuestro hijo es una víctima de bullying?
Si descubrimos que nuestro hijo sufre acoso escolar, debemos mantener la calma y hablar con él sin interrumpirlo. Es importante hacerle ver que él no es el culpable de la situación de bullying. Ante todo, es importante tomarnos sus temores en serio y no ningunearlos o catalogarlos como «cosas de niños».
Dependiendo del grado de ansiedad y de miedo que detectemos, debemos pensar en buscar algún tipo de apoyo psicológico para ayudarle a superar la situación de acoso escolar.
Puede ser conveniente que le apuntemos a alguna actividad extraescolar que le guste o se le dé bien fuera de la escuela para reforzar la autoestima de nuestro hijo y que le lleve a relacionarse con niños de otros entornos.
¿Cómo actuar si nuestro hijo es un agresor?
Es muy difícil reconocer algo negativo en la conducta de los hijos, por eso es muy importante que, cuando se detecta algo así, los padres trabajemos directamente con el profesorado para resolver el problema de una manera inmediata. Normalmente una mala conducta con respecto al bullying suele aumentar con el tiempo y puede descontrolarse. En cualquier caso, nunca debemos emplear la violencia para resolver un problema de violencia escolar.
Por otra parte, tenemos que ser conscientes que «no hacer nada» es también parte del acoso y contribuye a que siga sucediendo. Nosotros como adultos, debemos ayudar a que nuestro hijo cambie su conducta.
b) En la escuela
La escuela es el segundo hogar de los niños y adolescentes, es por ello que es allí donde se deberían identificar casos de bullying para frenarlos rápidamente, fomentar la tolerancia y crear una buena convivencia entre los estudiantes. Para detectar los casos de bullying, es importante que los profesores estén atentos a:
- Ausencias escolares continuadas de un alumno o quejas de los padres de que no quiere acudir a las clases.
- Controlar las áreas o momentos en los que existe poca supervisión (pasillos, recreos, baños…), ya que quien agrede busca espacios y momentos en los que no haya adultos cerca.
- Las risas y burlas constantes en contra de determinados alumnos o alumnas. Un profesor no debería admitir burlas en clase, sobre todo cuando se detecta que uno o más niños son blanco constante de ridiculizaciones. Hable sobre esto con los alumnos, para que vean el daño que hacen con su conducta a los demás.
- Actuar inmediatamente ante una situación de bullying. El maestro no debe nunca justificar una agresión física o psicológica que haga sentir humillación a un alumno. Siempre debe enfatizar que ese comportamiento es inaceptable y aplicar las medidas necesarias para frenar el acoso.
c) En los medios de comunicación y la sociedad
Con la cantidad de imágenes y escenas violentas que un niño ve en la televisión o en los videojuegos, puede llegar a la conclusión de que es normal el uso de la fuerza e insensibilizarse ante el dolor ajeno.
Prevenir y hacer frente al bullying no es sólo tarea de la familia y el colegio, sino que la sociedad y los medios de comunicación también juegan un papel fundamental a la hora de enfrentarse al problema del acoso escolar.
- Servicios de atención a los niños para que puedan denunciar los casos de bullying. Hay varias ONG que ofrecen un servicio para canalizar las denuncias por acoso escolar. Por ejemplo, la Fundación ANAR pone a disposición de los niños y los adolescentes el teléfono 900 20 20 10 (España) para atender los casos de acoso escolar, violencia de género, maltrato, trastornos de alimentación, ciberbullying, entre otros. Además, la mayoría de las comunidades autónomas ya cuentan con números de atención telefónica o vía e-mail para las víctimas de bullying y sus familias.
- Realizar campañas de sensibilización y prevención del acoso escolar en los medios de comunicación.
- Controlar los contenidos de los medios de comunicación, de manera que no inciten a la violencia ni muestren la burla y la humillación a un niño de la clase o de la pandilla como algo gracioso. Y, por supuesto, se deben evitar que se emitan contenidos violentos en horario infantil.
NOELIA BALLESTEROS
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